viernes, 30 de julio de 2010
El tiempo...
Siempre ha sido perfecta. Esa persona fuerte, valiente, dispuesta a todo por todos, esa persona que admiras. No es una perfección de cuentos de hadas, sabes que las hadas no existen y aún así las sigues contemplando con admiración y esperando que esas historias que las rodean sean ciertas. No, no es una perfección absoluta, es ese tipo de perfección de alguien que es mejor que la gran mayoría de personas que conoces porque es todo lo que para tí debe ser una persona. Tu esperanza crece junto con su perfección. Te ves a ti dentro de unos años tratando de ser como ella, tratando de buscar esas cualidades en ti y de explotarlas al máximo, tratando de imitar sus pasos adaptándolos a tus circunstancias, crees que todo lo que necesitas en la vida es llegar a parecerte a ella. Pero, llegado cierto momento, su fortaleza se va convirtiendo en debilidad, su valentía en miedo y su disposición a dar en disposición a recibir. Todo lo que esa persona significaba para ti se va convirtiendo en una mustia ilusión alejándose poco a poco de tus sueños. Si ella, grande y fuerte diosa entre los dioses valiente entre héroes y salvaje entre leones no ha conseguido sobrevivir al tiempo, ¿que te queda a ti, debil y cobarde hormiga solitaria?
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