-¿Cómo? ¿No lo ves? ¿No lo sientes?
-¿Qué tengo que sentir?
-El aire… es más ligero.
-¿Más ligero dices? Pues… a mí me parece que es igual de pesado que antes…
-No, no es igual. Ahora se puede respirar sin tanta dificultad, ahora el aire entra en mis pulmones y los hincha haciéndome sentir viva.
-Pues yo creo que sigue siendo el mismo aire contaminado de siempre, igual de difícil de respirar.
-No, no lo es. Por primera vez desde hace mucho tiempo, siento el aire ligero entrando en mis pulmones…
-¿Y no has pensado que quizá no sea el aire lo que ha cambiado?
-¿A qué te refieres?
-Me refiero a que antes no querías seguir respirando, antes te daba igual que el aire fuera líquido, sólido o gas, antes había algo oprimiéndote el pecho que te impedía respirar con normalidad, pero un par de frases de él han bastado para desenredar en nudo que te estaba ahogando…
-Puede que tengas razón, es posible que sea yo, o sea, algo dentro de mí, lo que ha cambiado… Es posible que, por alguna razón, ese algo que me oprimía las entrañas y me asfixiaba lentamente haya empezado a desaparecer… Sea como fuere, ahora empiezo a respirar, y solo quiero disfrutar del aire…
Y allí, en la más oscura soledad, cerré los ojos y lo vi, su mirada, su sonrisa, su esperanza…
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